Nos queda mucho dolor por recorrer

Una imagen íntima, y sin embargo, profundamente colectiva.
En Nos queda mucho dolor por recorrer, Mayte González pinta un abrazo con peso histórico. Dos figuras se funden en un gesto que no consuela: sostiene. El cuerpo que cuida también está roto. La luz cálida apenas mitiga el rojo denso que invade la escena como un incendio emocional contenido.

Técnicamente, la obra se construye desde capas que superponen gesto, sombra y textura, con un manejo del color que parece sangrar. El óleo no embellece —insiste. La pincelada se transforma en cicatriz visible: cada trazo parece guardar silencio por algo que no se dice.

El título es una declaración.
Esta pintura habla de la herida como camino, del dolor como lenguaje compartido, de la ternura como último bastión cuando todo lo demás ya no alcanza.

Una obra para coleccionistas que entienden el arte como un acto de sostener lo que pesa.

Acrílico

2025